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CÓMO COMUNICAR EN UNA SITUACIÓN DIFÍCIL



En la experiencia de todo profesional de la salud llega un momento en el que se deben brindar malas noticias. En este artículo revisamos algunas estrategias respecto del manejo de esta difícil situación, que si se realiza de forma adecuada puede ayudar a disminuir el impacto emocional sobre la persona en el momento de ser informado, permitiendo que pueda ir asimilando la nueva realidad y, al mismo tiempo, afianzar la relación médico-paciente.

¿Qué son las malas noticias?

El abanico de posibles malas noticias es realmente amplio dentro del campo de la salud. Las malas noticias pueden asociarse a diagnósticos menos severos: por ejemplo, enfermedades crónicas como la diabetes; incapacidades o pérdidas funcionales; un tratamiento cruento, doloroso o exigente, o incluso información que, aparentemente, para el médico/a es banal o neutral.

Podemos definir la mala noticia como aquella que drástica y negativamente altera la propia perspectiva del paciente, o sus familiares, en relación con su futuro. El resultado es un desarreglo emocional o de comportamiento que persiste un tiempo después de que la mala noticia es recibida.

Una mala noticia, en definitiva, es un conflicto entre las expectativas que tenía el paciente antes y luego de recibirla.

En las últimas décadas, el modelo paternalista de atención a los pacientes está siendo reemplazado por otros modelos que priorizan la autonomía y el derecho a la información. En la actualidad se piensa que la información clara y honesta sobre el diagnóstico, el pronóstico y las opciones de tratamiento dan la oportunidad al paciente de tomar las decisiones sobre su asistencia más acordes con sus valores y objetivos personales.

Las y los médicos también tienen sus propios problemas al dar malas noticias. Es una tarea desagradable por definición. Nadie quiere quitarle la esperanza al paciente. Pueden temer la reacción de los familiares o no saber muy bien cómo actuar ante una respuesta emocional intensa.

¿Por qué es importante saber comunicar malas noticias?

La forma en que se dan las malas noticias influye significativamente en la percepción que tiene el paciente de su enfermedad; y también en la relación médico-paciente a largo plazo y en la satisfacción de ambos.

¿Qué es lo importante para los pacientes?

Lo que más le importa al paciente cuando recibe malas noticias es que el médico/a sea competente, honesto y atento; que permita que se le hagan las preguntas necesarias; que proporcione un diagnóstico concreto y que use un lenguaje que pueda entender.

¿Qué es lo importante para los familiares?

La familia va a ser el principal soporte emocional y físico; por lo tanto, deberemos concederles el protagonismo que ese papel de cuidador principal les confiere e intentar establecer una alianza terapéutica en lugar de una barrera para la comunicación con el paciente.

¿De qué hablamos cuando nos referimos al médico/a de atención primaria de la salud?

En realidad nos referimos a una estrategia de atención primaria de la salud que va más allá de los niveles de atención y los atraviesa a todos. Se relaciona con la necesidad de dar continuidad y atención a lo largo de todos los niveles entendiendo que el médico/a de cabecera será quien siga la evolución y las alternativas de tratamiento de sus pacientes.

Existe una serie de conceptos clave inherentes a esta tarea:

  • El médico/a tiene el deber de informar, pero el paciente tiene el derecho de elegir saber o no su diagnóstico.
  • El anuncio de una mala noticia implica un compromiso de ayudar a quien la recibe, porque siempre hay algo para ofrecer, ya sea a fin de curar, mejorar o aliviar una dolencia.

1) Preparación: implica planificar qué y cómo se dirá. Preparar el entorno, buscar un espacio físico adecuado, privado y sin interrupciones en donde transmitir el mensaje.

2) Percepción: consiste en evaluar qué entiende el paciente sobre su enfermedad mediante preguntas abiertas y dando un tiempo para la escucha atenta.

3) Invitación: se trata de reconocer lo que el paciente quiere saber, decidir cuánto y cómo se va a decir lo inicialmente planteado.

4) Información: radica en brindar la información en forma gradual, en un lenguaje acorde con el paciente que tenemos delante.

5) Manejo de la reacción (empatía): significa responder a las reacciones del paciente. Las reacciones más frecuentes son la ansiedad, el miedo, la tristeza, la agresividad, la negación y la ambivalencia afectiva.

6) Resumen y planes para el futuro: se trata de ofrecer una salida al problema planteado, un plan de cuidados y pasos para seguir y la posibilidad de una nueva charla si fuera necesaria. Averiguar qué y cuánto entendió el paciente de lo que le comunicamos.

  • Los estudios sobre las preferencias de los pacientes en relación con la información que solicitan sobre un diagnóstico terminal indican que del 50 al 90 por ciento de los pacientes desean una información completa, también se observa que un apreciable número de pacientes no desean ser informados; lo que obliga a los médicos a asegurarse de conocer cómo quiere el paciente que se aborde el tema de las malas noticias. Por tanto, el médico se enfrenta al doble reto de tener que individualizar la manera de dar las malas noticias y el contenido de la información de acuerdo a las necesidades y los deseos de cada paciente.

Relación médico-paciente centrada en el paciente/familia

En este modelo, el profesional de la salud, además de diagnosticar la enfermedad del paciente, se focaliza en comprender a la persona que padece la enfermedad dentro de su contexto biopsicosocial. La relación que se establece es interpersonal y la subjetividad del paciente y la del médico se toman en consideración cuando se prescribe.

La relación que se genera estimula la autonomía del paciente y la toma de decisiones compartidas.

Bajo este modelo se intenta fortalecer la participación del paciente y su familia en la toma de decisiones, de tal forma que puedan expresar su consentimiento o su rechazo informado, brindándoles una sensación realista y continua de estar respaldados, proveyéndoles consejos apropiados y ayuda práctica. En definitiva, el mensaje es: "Estoy para acompañarlos".




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