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"Hay que jerarquizar el buentrato con las personas mayores"



Cuando Gustavo Caliri -médico de cabecera de PAMI en la localidad bonaerense de Junín- visitaba en tiempos de pandemia a su abuela María Haydée, de 95 años, registró en la residencia de larga estadía donde ella vive que ningún profesional médico asistía a la población adulta mayor del Hogar de Ancianos "San José" de Junín.

"Nadie atendía sus problemas en un contexto tan riesgoso ante la llegada de la COVID. Eso me ponía mal, estaban abandonados en la cuestión médica", cuenta Caliri en esta entrevista, en la que además reflexiona sobre cómo se modificó su relación con las y los pacientes durante la pandemia.

Caliri, de 47 años, padre de dos varones, obtuvo su diploma en la Universidad Nacional de Rosario y realizó la especialidad de clínica médica en el Sanatorio Junín, donde comenzó su carrera profesional. En la actualidad trabaja en el Hospital Interzonal de Agudos de Junín como médico de emergencia, atiende un consultorio en el Hospital del Carmen en la ciudad de Chacabuco y también se desempeña en el Hospital Eugenio Bargas, en Viamonte. Además, realiza una especialización en gerontología comunitaria en el Colegio Médico de La Plata.

¿Por qué decidió estudiar esta disciplina? ¿Qué aportes hace en el campo de la medicina?

Inicié la especialización porque sentía que necesitaba nuevas herramientas para abordar las patologías, consultas y nuevas demandas de mis pacientes. En el consultorio, el 80% son personas afiliadas a PAMI. Ellas, como personas adultas mayores, tienen demandas particulares; entonces la especialización me permite otorgarles una atención de mayor calidad. La gerontología comunitaria no aborda, solamente, la parte clínica: también brinda conocimiento para comprender la cuestión social y cultural de las personas mayores.

Y, en ese sentido, ¿qué significa para su tarea diaria?

Se trata de un campo de conocimiento nuevo para mí. Por ejemplo, estudio cuáles son las leyes que protegen los derechos de las personas mayores. En definitiva, me da más herramientas, entiendo que debo prestar atención a la salud física y también a la salud psicológica. De esta manera comprendí de forma cabal que, además de las patologías del paciente, debo entender otras cuestiones vitales para la comunidad, cómo jerarquizar el buentrato a las personas avanzadas en edad.

Con la pandemia, comenzó a atender a las personas mayores que viven en el Hogar de Ancianos, ¿qué destaca de esas visitas?

Concurro al Hogar de Ancianos por una solicitud de PAMI, porque la anterior profesional no quiso seguir asistiendo. Había muchos adultos mayores librados al azar, sin asistencia médica. Nadie atendía sus problemas en un contexto tan riesgoso ante la llegada de la COVID. Además, mi abuela reside en ese lugar. Lo humanitario y lo familiar me impulsaron a acercarme al Hogar de Ancianos. Uno siempre trata de ponerse en el lugar del otro.

PAMI colaboró poniendo a todos las personas residentes bajo mi cápita, lo que ayuda a elaborar los temas administrativos y logísticos de mi profesión. Por suerte, las cosas fueron saliendo bien, no tuvimos grandes problemas.

¿Cómo es su vínculo con las personas que viven en el Hogar?

Tengo empatía con todo el mundo, trato de ser cordial y respetuoso con todos, tanto como me gustaría que lo hagan conmigo. Pienso que el día de mañana voy habitar el lugar donde están ellos y, si vivo en una residencia, me gustaría tener el buentrato que creo dar a mis pacientes. Básicamente, trato de ayudar siempre al otro.

¿Las y los adultos mayores añoran la posibilidad de reencontrarse y recuperar sus vínculos presenciales?

Los vínculos presenciales se están logrando ahora, eso es una gran noticia. Antes los pacientes y los familiares se veían detrás de un vidrio. Ese tipo de vínculo es fundamental; todos, tanto familiares como residentes, estaban añorándolo.

¿Qué implica trabajar junto a una obra social de la envergadura de PAMI?

Para mí es un orgullo trabajar con PAMI, porque creo que es la obra social más grande que tiene nuestro país. Me encanta trabajar con adultos mayores, poder resolver sus problemáticas, es una de las obras sociales más organizadas. Destaco su plataforma electrónica porque se pueden prescribir medicamentos o efectuar órdenes médicas de forma simple y ágil.

¿Qué desafíos implica trabajar en el sistema público de salud?

PAMI, con respecto a las obras sociales privadas, posee una gran cobertura, otorga medicamentos con un 100% de gratuidad. Las personas afiliadas pueden realizarse diferentes tipos de estudios de forma gratuita también. Trabajé bastante en el ámbito privado, pero me di cuenta que para ese sector era más importante lo económico y no la salud de las personas. El sistema público de salud me gratifica porque puedo ayudar a la gente.

¿Cómo se modificó su vínculo con los pacientes durante la pandemia?

Mi vínculo con los pacientes al inicio de la pandemia fue algo caótico, nos costaba encontrar un marco de encuentro adecuado. Luego, los protocolos de atención recomendados sirvieron ara ordenar esa situación. Siempre busqué que no se junten muchos pacientes en el consultorio, para eso dispuse que haya intervalos largos en los turnos. También extremé las medidas de limpieza. Lo importante es que siempre pude, junto a mis compañeros profesionales, otorgar una atención de calidad y un buentrato a las personas afiliadas.

¿Cuál es su opinión de la telemedicina y la posibilidad que abre para la atención médica?

Recién estoy ingresando al campo de la telemedicina. La poca experiencia en atención que tuve me resultó interesante; aunque, claro, me resultó algo extraña porque tengo una cultura de trabajo presencial. Destaco que la telemedicina ha resultado una herramienta útil durante la pandemia y es un modo de interacción útil para poder atender a las personas que tienen problemas de movilidad.




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